Desde que terminé la licenciatura de Psicología, he realizado diversos Másteres, Cursos y Actividades formativas que me han ido acercando al saber del comportamiento humano y al conocimiento de las personas como SERES INDIVIDUALES; seres con sus propias inquietudes, ilusiones, proyectos, expectativas, malestares, miedos…
Al haber trabajado en diferentes unidades, centros públicos y clínicas privadas, he recogido procedimientos que provienen de varias escuelas. De esta manera, apuesto por un modelo de trabajo que aborde el tratamiento desde múltiples enfoques, combinando técnicas y estrategias que resultan efectivas para cada persona. Para ello, me sirvo de dos niveles de análisis, uno global y otro específico. El primero facilita el conocimiento del sujeto y su historia; mientras que el segundo aporta información sobre lo que le pasa a la persona que solicita ayuda. Ambos enfoques son imprescindibles para logar una comprensión holística del caso y conseguir alcanzar unos cambios profundos y duraderos.
Para obtener resultados satisfactorios, se hace indispensable ser constante y comprometido con el proceso. Lo ideal, especialmente en las primeras sesiones, es acudir UNA VEZ POR SEMANA. Esta frecuencia facilita, entre otras muchas cosas, la adherencia al tratamiento, la creación de un vínculo terapéutico y una mejoría más rápida y solida.
Cada persona, como ser único con su propia realidad, necesita un tratamiento individualizado que se adapte a su personalidad y a su problemática. En mi opinión, la conciencia de que existe un problema y la motivación al cambio son las dos piezas clave necesarias para empezar a construir una solución. Es difícil demandar ayuda, supone un esfuerzo, pero los beneficios son incuestionables.
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