El momento de dar el paso e iniciar un proceso psicoterapéutico es fácil de distinguir: sientes que QUIERES CAMBIAR. Y es que los síntomas nos hablan, nos dicen cosas que igual, por nosotros solos, no podemos escuchar. La psicoterapia es un espacio para ti, para conocerte, para entenderte, para aprender. La psicoterapia es un viaje a tu historia; pasado, presente y futuro.
Considerada como una de las epidemias del siglo XXI, es una alteración del estado de ánimo que ha estado presente en la historia del ser humano. La tristeza, la desgana, la apatía y el sufrimiento psíquico son los rasgos más característicos. Tiendes a aislarte, te cuesta ir al trabajo o hacer las cosas que antes te gustaban. Ese intenso malestar y pérdida de interés por el mundo exterior te puede hacer sentir extraño, diferente, como si tú o el mundo hubiera cambiado y no pudieras recuperar tu bienestar anterior.
Ansioso, inquieto, angustiado, oprimido, acongojado; sinónimos que utilizamos para describir cómo nos sentimos cuando algo se escapa a nuestro control y percibimos que no somos capaces de manejarlo. Esta reacción de alarma tiene una función, prepárate para afrontar un peligro inminente, ya sea real o imaginario. El problema aparece cuando se vuelve demasiada intensa o desproporcionada, interfiriendo en nuestra rutina.
Muy relacionado con la ansiedad y la angustia, tiene una función adaptativa que prepara a nuestro organismo para actuar. Pero hay que prestarle atención, porque un estrés continuado en el tiempo constituye un importante factor de riesgo para tu salud física y mental. El ritmo acelerado que nos imprime el estilo de vida contemporáneo, el exceso de actividad, la presión en el trabajo y la falta de descanso, facilitan su aparición.
La delgadez se ha convertido en un hito de perfección, éxito y al mismo tiempo de autocontrol. El cuerpo, el peso y la alimentación son el centro de referencia. Aparece un rechazo hacia la imagen corporal y un persistente miedo a engordar, se coma o no. Muchos de vosotros lo comparáis con una adicción; porque a pesar de las evidentes consecuencias negativas el comportamiento se repite.
¿Te cuesta conciliar el sueño, te despiertas durante la noche o antes de que suene el despertador? El insomnio es un síntoma muy molesto que causa una gran alteración en tu día a día. Estás cansado, somnoliento, agotado… Como síndrome o como síntoma, normalmente es una voz de alarma que no cesa hasta que resuelves tus conflictos.
Es un tipo de ansiedad en la que experimentas un miedo intenso, irracional y desproporcionado a un estímulo concreto, que puede ser un animal, una situación, una persona, un lugar o una cosa. Las fobias pueden llegar a ser muy incapacitantes y limitantes, porque haces todo lo posible por evitar un peligro «percibido» que es mucho mayor en tu mente que en la realidad.
A sustancias, al juego, al sexo. La «sustancia» se convierte en tu mundo y tu vida gira en torno a ella. Al principio las tomas porque te generan placer, pero luego se suelen consumir para evitar una sensación desagradable, cualquier motivo es bueno para usarlas. El trabajo, los amigos, la familia pierden valor. La consecuencia: tu calidad de vida empeora, ya no eres el mismo.
O miedo a padecer una enfermedad. Tu eres el foco. En esta dolencia imaginaria existe una hipervigilancia continua en la que buscas incesantemente explicaciones a los síntomas que presentas, pero nunca hayas respuestas que te satisfagan.
