Histeria

EL GRITO DEL CUERPO

Histeria procede del griego hystéra que significa útero. El propio concepto se asocia a la mujer y a la enfermedad. Actualmente, la palabra histeria está fuera del discurso médico y psiquiátrico. Mientras que en el psicoanálisis no ha perdido su espacio y su valor. 

Desde Hipócrates la histeria se ha considerado una enfermedad exclusiva de las mujeres y de origen sexual. En función de la época y del discurso imperante del momento, ha adquirido una u otra forma. Pero siempre con una connotación de enfermedad e inferioridad. Y justo ahí es donde la histeria habla, desde el grito, desde el cuestionamiento, desde el rechazo, desde el NO. 

Sydemhan, muy adelantado a su época (1682) consideraba que la histeria afectaba tanto a mujeres como a hombres y que consistía en un trastorno del funcionamiento nervioso. La histeria imitaba a casi todas las enfermedades humanas reproduciendo inmediatamente los síntomas propios de la zona u órgano afectado. Era una simulación corporal que afectaba al “espíritu” de los enfermos.

Charcot en el S.XIX, retomó el estudio de la histeria con el objetivo de clasificar sus síntomas y encontrar un correlato anatómico anómalo. Trató de diferenciar las crisis histéricas de las crisis epilépticas. Describió 4 fases (convulsiones epileptoides, espasmos de clownismo, expresiones pasionales y el delirio), precedidas por una preliminar de “aura”.

El famoso médico francés consideraba a la histeria una enfermedad degenerativa del sistema nervioso central. Cuando pensaba que había descubierto los síntomas de la histeria y la causa, no halló nada anómalo en el cuerpo de estas mujeres y los síntomas fuera de la Salpetriere (su hospital) no se repetían. 

La histeria no puede ser definida, porque es cambiante, como decía Sydemhan. Tanto, que en nuestra época este concepto ha desaparecido de la categorías diagnósticas y se ha diluido en la depresión, anorexia, fibromialgia, fatiga crónica, trastorno por dolor, facticio o histriónico de personalidad entre otros. 

El psicoanálisis está íntimamente ligado a la histeria. Freud sentó las bases gracias a sus pacientes histéricas. Identificó la represión como mecanismo principal de la histeria, junto con el desplazamiento y la evitación. En el síntoma histérico existe una representación de contenidos con un valor simbólico que normalmente implican al cuerpo. 

Esta pequeña revisión de la evolución del concepto de la histeria muestra que esta sigue vigente en nuestra época. Lo no dicho sale a través del cuerpo. La palabra y la escucha están siendo desplazadas por los fármacos y el modelo biomedico. El sujeto histérico responde a la actual mercantilización del sufrimiento humano cuestionando su saber y su despersonalización. Hay una queja, una disconformidad, una oposición. El síntoma como revelación de lo velado.